¿Qué une a católicos cristianos, musulmanes, judíos, hindúes, budistas, taoístas e indígenas?
por Alberto Ñiquen G.- Líderes religiosos y comunidades originarias impulsan un esfuerzo global para poner fin a la deforestación.
“Las comunidades forestales de todo el mundo han arriesgado sus vidas para cuidar los bosques tropicales del planeta. No somos nada sin nuestros bosques. Nuestra cultura, nuestra espiritualidad, nuestros medios de vida, nuestros ingresos y nuestra salud están ligados a ellos. En nombre de nuestros antepasados y los espíritus del bosque, seguiremos protegiendo estos bosques con nuestras vidas hasta que estén seguros”, dijo Vicky Tauli-Corpuz, relatora especial de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, en Oslo durante una reunión de líderes espirituales y religiosos junto con representantes indígenas de diversos países para buscar el compromiso de las comunidades confesionales a favor de la protección de los bosques pluviales.
No se reunieron para orar ni para dar explicaciones religiosas del avance del cambio climático y la deforestación. Participantes de 21 países convocados por la Iniciativa Internacional para el Clima y los Bosques (NICFI) de Noruega, Rainforest Foundation Norway (RFN) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se reunieron para planificar una estrategia que despierte el interés de millones de personas de fe en proteger los bosques tropicales, que sufren de explotación agrícola e industrial en América del Sur, África subsahariana y Asia.
“En algunos de los países con bosques amenazados los diferentes niveles de gobierno no tienen influencia entre la ciudadanía para enfrentar el cambio climático, por un lado, y por el otro, les cuesta mucho generar conciencia para defender los bosques. Gobiernos, científicos y la sociedad civil están hablando del cambio climático, hay eventos mundiales, acuerdos como el de París, también convenios para evitar la deforestación, entre otros temas para mejorar la vida en el planeta, pero no es suficiente. ¿Quiénes tienen llegada ante las masas? Los líderes religiosos, espirituales e indígenas. Esa es la razón por las cuales es importante convocarlos, más aún porque han mostrado interés por combatir el cambio climático. Necesitamos trabajar intensamente con todas las sociedades y de manera masiva”, dice a LaMula.pe Lars Løvold, investigador de temas amazónicos y director de Rainforest Foundation Norway.
El antropólogo sueco subraya que hay que proteger los bosques, uno de los sistemas de soporte de la vida fundamentales del planeta. “Asediados por la creciente demanda mundial de materias primas, los bosques pluviales tropicales están desapareciendo a un ritmo peligroso, talándose cada año una superficie del tamaño de Austria”, anota.
Existe un consenso cada vez mayor entre las religiones del mundo sobre el hecho de que las preocupaciones medioambientales están estrechamente ligadas a la justicia social, una postura reforzada por la encíclica Laudato si del Papa Francisco y las declaraciones al máximo nivel de muchas otras confesiones sobre el imperativo espiritual de proteger el planeta y a sus habitantes más vulnerables.
“Este encuentro es el inicio de un trabajo que haremos en lo que queda del 2017 y durante todo el 2018, con un plan de trabajo que indique qué hacer en el Perú, en Brasil, en Colombia para defender y preservar los bosques, así como reducir la deforestación”, añade.
Además, implica una iniciativa sin precedentes que tiene el propósito de atraer la atención moral y el compromiso espiritual necesarios para acometer esfuerzos mundiales dirigidos a poner fin a la deforestación y proteger los bosques pluviales tropicales —bosques que son fundamentales para la vida humana, la salud del planeta y la reducción de las emisiones que alimentan el cambio climático. Los líderes religiosos de un amplio espectro de confesiones trabajarán mano a mano con pueblos indígenas, los principales guardianes del bosque pluvial del mundo, para convocar y activar a miles de millones de personas de fe en todo el mundo para que defiendan los bosques.
Durante mucho tiempo las comunidades religiosas y espirituales del mundo han cobijado y protegido los bosques —desde los ashaninkas, pobladores del bosque pluvial en Perú y Brasil, hasta los árboles ordenados por monjes budistas en Tailandia—. En cualquier caso, la movilización a gran escala y a nivel mundial de las comunidades confesionales para proteger los bosques tropicales —tan esenciales para la supervivencia planetaria— es algo novedoso.
Hay un reconocimiento general de que la preservación de los bosques pluviales tropicales, por su capacidad de almacenar miles de millones de toneladas de carbono, es fundamental para detener el cambio climático. Muchos expertos climáticos señalan que los bosques son el único método demostrado para capturar y almacenar grandes cantidades de carbono. Por lo tanto, evitar su destrucción podría mantener a raya las emisiones de carbono, ganando tiempo para que el mundo pueda hacer la transición a un futuro energético con bajo consumo de carbono, y también cumpliendo una función indispensable para conseguir no generar emisiones netas a nivel mundial en la segunda mitad de este siglo.
Los pueblos indígenas desempeñarán un papel de liderazgo en la iniciativa, ya que su sabiduría tradicional ha evolucionado en interacción íntima con los bosques pluviales. Un conjunto cada vez mayor de pruebas científicas respalda la afirmación de que los pueblos indígenas son los mejores guardianes de los bosques, y confirma que conceder sólidos derechos sobre la tierra a los pueblos indígenas y las comunidades del bosque sirve como solución eficaz y barata a la crisis de deforestación, reportando al mismo tiempo beneficios sociales, económicos y climáticos.
Sin embargo, aunque el conocimiento tradicional de los pueblos indígenas está reconocido en el Acuerdo de París como una potente herramienta contra el cambio climático, estos pueblos tradicionales del bosque están sometidos cada vez a una presión más fuerte por parte de gobiernos, empresas multinacionales y otros usurpadores ávidos de talar los bosques para dedicar esos terrenos a infraestructuras, plantaciones de aceite de palma, cultivos de soja o explotaciones ganaderas.
“Nos gustaría hacer que este emergente movimiento interconfesional se enfoque en las comunidades indígenas asediadas que han protegido estos bosques durante miles de años. La destrucción sistemática de los bosques tropicales viene acompañada con frecuencia de acaparamientos de tierras o incluso directamente de asesinatos. Necesitamos garantizar los derechos de los pueblos del bosque, y escuchar sus voces en los debates sobre políticas nacionales e internacionales”, finaliza Løvold.
Articulo publicado originalmente en La Mula (Perú), 26 junio 2017, aquí…