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Los ambientalistas: ¿anti-tecnológicos o promotores de nuevas tecnologías?

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por Diego Martino – Es común escuchar en la prensa o leer en espacios reservados a los lectores opiniones contrarias a la acción de los “ambientalistas”, a los cuales se califica de soñadores en contra del progreso, anti-tecnológicos e insensibles a las demandas sociales. En algunos sitios se muestra una disconformidad frente a las advertencias de los ambientalistas. Ese tipo de generalizaciones pone a todo el movimiento ambiental en una misma bolsa y se nutre de un imaginario en el cual se presenta a las personas interesadas en los temas ambientales como seres irracionales que se opone a todo y no se da cuenta de las urgencias sociales que existen en América Latina. En tanto esos argumentos aparecen frecuentemente en los medios de prensa convencionales, muchas personas podrían terminar cediendo, aceptando que los ambientalistas son retrógrados e inútiles, y que el mundo estaría mejor sin ellos.

Sin embargo, habría que preguntarse si las advertencias ambientales han empeorado o mejorado las condiciones de vida. En realidad, si se observa con detenimiento los cambios provocados por el movimiento ambientalista en los últimos años, es evidente que esos actores sociales están lejos de combatir todas las tecnologías o de ser insensible a las realidades sociales. Veamos algunos ejemplos.

Los cambios en la tecnología

Es más que común escuchar que los ambientalistas son contrarios a la tecnología. Se postula como ejemplo sus advertencias a los transgénicos y la energía nuclear. Sin embargo, muchas de los reclamos ambientales se centran en mejorar la tecnología para con ese fin asegurar la calidad ambiental y la salud humana. Un ejemplo rotuno de esa actitud es la lucha por lograr que se elimine el plomo de los combustibles, un aditivo con probados efectos negativos en la salud humana.

La presión de los ambientalistas logró el apoyo de profesionales de la medicina, y con el paso de los años desembocó en eliminar ese aditivo de los combustibles para automóviles. Esa eliminación no desembocó en el colapso de ninguna industria, ni miles de personas perdieron sus puestos de trabajo. La única caída fue justamente de los niveles de plomo en la sangre de los niños. La figura adjunta muestra los resultados para EEUU, pero estos se repiten en ciudades de Asia (1, 4), África (2) y Latino América (3).

Otros refrigeradores

Otro ejemplo se encuentra en las campañas que promueven el cambio de los gases de enfriamiento en los refrigeradores. Es sabido que los gases usados en los modelos convencionales tienen un efecto muy negativo en la capa de ozono, la que nos protege de la radiación ultravioleta. Las demandas por abandonar los viejos gases refrigerantes tuvieron la oposición de los defensores del progreso convencional, de la industria de los electrodomésticos y hasta de sindicatos. Pero finalmente triunfó una nueva tecnología que aprovecha gases que no dañan la capa de ozono. Esa reconversión está en marcha en muchos países, y es evidente que no se han dejado de fabricar refrigeradores.

Ambiente y empleo

Otro de los argumentos contra los ambientalistas es que solo se preocupan por el ambiente, y no les importa las fuentes de ingreso que la gente necesita. En ese terreno también hay ejemplos donde un manejo correcto del ambiente en realidad genera más ingresos a las comunidades locales. En las islas Fiji, donde muchas familias dependen de la pesca, se decidió establecer zonas restringidas a la pesca para preservar el recurso. Como resultado en un periodo de 3 años, el ingreso económico de la población local creció entre un 35 y un 45% (5). También hay ejemplos que demuestran que la falta de las medidas ambientales son las generan un retroceso social y económico. Es el caso de la ausencia de medidas de protección del bacalao que se pesca en el Atlántico norte. No se escuchó a los “defensores de ballenas y pajaritos”, y por lo tanto la industria terminó destruyeron las pesquerías, y más de 30.000 familias perdieron su trabajo y forma de vida (6). Existen otros cientos de ejemplos de perdida de fuentes de trabajo a causa de colapsos ambientales. Esto se debe a que unos 1300 millones de personas dependen de los recursos naturales para sus ingreso, y por lo tanto el manejo ecológico se convierte en algo tan importante como la política económica (7).

Aguas y tecnología

Por último, es importante resaltar que la protección del ambiente por la que luchan los ambientalistas redunda en protección de la sociedad en su conjunto. Son claros ejemplos de ello las tragedias de Nueva Orleáns y del reciente tsunami en Asia. La catástrofe de Nueva Orleáns no fue ocasionada por una falla en un muro. La falla estuvo en pensar que mediante la ingeniería y la tecnología se podría sustituir las funciones que el ecosistema de humedales brindaba, amortiguando las subidas y bajadas en el nivel de las aguas. En el sudeste asiático, luego del tsunami se comprobó que los lugares que sufrieron menos las consecuencias devastadoras del mismo fueron aquellos cuyos arrecifes de coral se encontraban en mejor estado de conservación y lograron frenar los efectos de la ola. Estos son unos pocos ejemplos entre miles que demuestran que la preocupación por el estado de la naturaleza lejos de perjudicar a los seres humanos les provee mayor seguridad.

La evaluación de las tecnologías

Vistos todos estos ejemplos queda claro que el movimiento ambientalista no tiene un dogmatismo anti-tecnológico. En realidad, los ambientalistas evalúan los efectos de las tecnologías, y no se dejan engañar por la propaganda o el dogmatismo. Algunas apuestas tecnológicas sirven para mejorar la calidad de vida, pero otras no, y eso es justamente lo que se debe analizar. Agregan que se análisis debe ser amplio y democrática. Por lo tanto nadie puede afirmar que en esto se postula un “regreso a la edad de piedra”, como se escucha en más de un lugar.

El movimiento ambientalista ha cumplido y debe seguir cumpliendo un papel clave en la sociedad. Sus acciones han mejorado la calidad de vida de mucha gente en todo el mundo, y una de sus contribuciones más importantes ha sido promover, y en muchos casos obligar, a buscar nuevas tecnologías que sirvan a las personas y el ambiente.
Notas

1) Lou, W., Zhang, Y. y Li, H. 2003. Children’s blood lead levels after the phasing out of leaded gasoline in Shantou, China. En Archives of Environmental Health, marzo 2003.

2) von Schirnding, Y., Bradshaw, D. & Fuggle, R. 1991. Blood lead levels in South African inner-city children. Environmental Health Perspectives, 94:125-30.

3) Romieu, I., Palazuelos, E. y Hernandez-Avila, M. 1994. Sources of lead exposure in Mexico City. Environmental Health Perspectives, 1994, 102:384-89.

4) Shen, X., Yan, C. y Zhang, Y. 1999. Comparison of children’s blood lead levels in Shanghai before and after the introduction of lead-free gasoline. Natl Med J China, 79(10):739-41.

5) UNDP 2005. Human Development Report 2005: International Cooperation at a Crossroads. United Nations Development Programme, New York.

6) Matthews, D. 1995. Common versus open access. The collapse of Canada’s east coast fishery. En The Ecologist 25, 86-96.

7) FAO 2004. The State of Food and Agriculture 203-2004: Agriculture Biotechnology-Meeting the Needs of the Poor? Rome: FAO.

D. Martino es analista en CLAES D3E en temas de ambiente y conservación. Publicado en el semanario Peripecias Nº 1 el 14 de junio 2006.